El Rincón de la Tradición
"Ya lo dijo el santo papa
y aunque se espinen con un nopal
Veracruz no seria bello
sin su perla TEMPOAL"
Donde se ríe, se llora y se baila con los muertosLa muerte ha sido siempre un fenómeno trascendental que ha impactado fuertemente el desarrollo de los grupos sociales que han sobrevivido en la faz de la tierra. Los diversos grupos étnicos que conforman la nación mexicana no han quedado exentos de la influencia de este fenómeno universal. Cada uno de ellos, dadas las características que los definen, ha implementado una festividad especial con la cual rinde culto a los muertos y a sus deidades. Entre los huastecos ésta celebración ha tomado un carácter regional de extraordinaria magnitud, no solo por la enorme extensión de la Huasteca sino también por el elevado porcentaje de personas que directamente intervienen en esta actividad, razón por la que con plena justicia puede señalarse que es ésta la mas grande y arraigada de las fiestas tradicionales que se viven en la región y especialmente en Tempoal, Veracruz. La Fiesta de Muertos que se desarrolla en Tempoal, Veracruz durante los días 31 de octubre, 1, 2 y 3 de noviembre presenta algunas acciones muy particulares que le dan un sello especial que permite diferenciarla de las ocurridas en otras partes de la República. Ella recibe en esta región el nombre de "Xantolo", nombre surgido de la hibridación del término castellano "Xanto" (que significa Santo) y otro náhuatl o mexicano "Olo" (que significa Abundancia) Se prefiere el nombre de "Fiesta de Muertos" porque hace alusión a sus raíces más profundas y antiguas que se encuentran en la cultura Azteca, específicamente en la festividad que tenía lugar en el mes mexica "Tlaxochimxco" conocido también con el nombre de "Miccailhuiltontli" que significa "Fiesta Pequeña de los Muertos" y que corresponde con el mes de julio del Calendario Gregoriano.
El Tempoalense se disfraza de "viejo" materializando el alma de los difuntos, se coloca sobre sí la piel del muerto. El disfraz es diverso y variado según sea la representación que se evoca. Invariablemente consta de una máscara que, según versiones antiguas, se confeccionaba con las hojas de la mazorca de maíz, con cuero, con tela o eran talladas en trozos de madera de cedro, jovo o pemuche. Estas últimas, las de madera, son las que han predominado por su indiscutible valor, dadas las extraordinarias habilidades de los artesanos huastecos. El "viejo" también usa un paliacate o una pañoleta para cubrir la parte posterior del cráneo y el cuello mismo. Se dice que las almas de los muertos vienen a bailar y a disfrutar de la comida que se les ofrenda, pero que detras de ellos viene la muerte siguiendolos para llevarlos de regreso y que el alma de los muertos se esconde en el cuerpo de los vivos y el vivo debe ponerse mascara pues la muerte no debe reconocer a los vivos. ¡Ay de aquel que sea reconocido por la muerte!. Como ya se mencionó, los trajes de "los viejos" son muy variados, aunque es necesario puntualizar que el traje que se puede considerar como típico de esta festividad es el de vaquero, por ser la ganadería la actividad económica predominante en esta región. Ese predominio económico se ve reflejado en el hecho de que es un vaquero quien con su cuerno, sombrero, chaparreras, espuelas y reata guía la participación de la comparsa. Otros vestuarios que se distinguen en las comparsas son: Los Comanches, Los inditos, El toro, El Diablo, La muerte, Los novios, Los payasos y una gran variedad determinada por la actitud no discriminatoria de la muerte.
El vestuario de "la vieja" consta de máscara, blusa y falda o vestido, pantalones y zapatos de hombre, pues no debe olvidarse que esta danza es ejecutada por varones que se sobreponen los elementos descritos sólo con el propósito de representar a los muertos. En cada una de las colonias de la ciudad se organiza una comparsa (conjunto de danzantes), que desde 15 días antes ensayan para disfrazarse de "viejos" o de "viejas" para bailar con propiedad y sobre todo con gran habilidad los sones de "la viejada". El 31 de octubre los niños se disfrazan de "chiquitos" se integran en la comparsa de su colonia y empiezan a danzar por las calles de la ciudad de casa en casa. Al llegar la noche se acercan a la plaza principal y, finalmente, realizan la presentación pública con la que se despiden para regresar el próximo año. Los "chiquitos" sólo permanecen con sus parientes vivos el 31 de octubre, a su término se alejan a su mundo. Los días 1 y 2 de noviembre son los adultos los que se disfrazan de viejos, se integran a sus comparsas y danzando de casa en casa materializan el alma de los muertos y hacen posible el encuentro físico del vivo con el muerto. Por ese simbolismo "los viejos" son muy bien atendidos por las familias, incluso adquieren la facultad de poder entrar a los hogares, llegar hasta el altar y tomar alguno de los productos ofrendados. Al término de cada uno de estos días, se realiza la presentación pública de todas las comparsas en la plaza principal dando lugar a una festividad en la que se mezclan los vivos con los muertos (viejos). Los sones que conforman esta danza se ejecutan por el violín, la guitarra y la jarana, trasmitiendo a través de sus notas una gran melancolía y una aparente ingenuidad. En algunos de estos sones, sobre todo en los más tradicionales, son representados algunos de los movimientos de los animales propios de esta región, asimismo se reproducen en su ejecución los sonidos que los caracterizan. Otros sones se relacionan con las actividades propias de la Huasteca.
El día 3 de noviembre los adultos se disfrazan nuevamente de "viejos" se reintegran a sus comparsas y vuelven a danzar por las calles de la ciudad, sólo que ahora lo hacen siempre en dirección del cementerio. En ese lugar se concentran, por la tarde, todas las comparsas de la localidad y bailan sobre las tumbas a petición de los parientes que se encuentran en su visita al cementerio. Es quizás este acto la expresión de la que el huasteco lleva a los muertos a su lugar de origen, los retorna al lugar de su eterno descanso. En ese día coinciden las comparsas con las familias, quienes se concentran en el cementerio para llevarle a sus deudos ofrendas variadas: florales, alimenticias, vinícolas y no falta quien lleve a un trío huasteco que interprete en memoria del difunto algún son que haya sido de su preferencia. Al octavo día, después del 31 de octubre y del 1 de noviembre se desarrolla "El Ochavario" de los "Chiquitos" y de los "grandes" Nuevamente hay ofrendas y comparsas de viejos que vuelven a danzar por las calles de la ciudad contagiándola de sana alegría y recuerdos. El día 30 de noviembre por la noche, después de haber bailado durante el día se realiza la participación pública de la comparsa y, al finalizar su actuación, generalmente, bajo las notas de un son tradicional, se desarrolla la ceremonia del "Destape" que consiste en despojarse de la máscara y continuar bailando con ella en la mano y con la cara descubierta. Despojándose del alma de los muertos y recobrando así la propia identidad como ser vivo. Esta expresión tiene sus antecedentes en la acción que realizan o realizaban "los viejos" de las comunidades nahoas, donde ellos se internaban en el monte, se despojaban de la máscara y eran asperjados con aguardiente por un oficiante. Este acto recibe el nombre de "Ixtlapus" que quiere decir " abrir los ojos, abrir o destapar nuestro delante".